No sólo de vehículos terrestres viven las propulsiones alternativas. Tal es el caso del Energy Observer, una embarcación patrocinada por Toyota, capaz de producir el hidrógeno que necesita para navegar a partir de agua de mar. Y lo hace sin emitir gases de efecto invernadero ni partículas. Botado en 2017, está inmerso en una aventura que le llevará a dar la vuelta al globo en los próximos cinco años, visitando 50 países y 101 puertos.
Su objetivo, más allá de comprobar la viabilidad de este tipo de energía -y de las renovables, en general- es hacer labor pedagógica sobre la misma. Toyota es una de las abanderadas de la pila de hidrógeno. En el último Salón de Tokio mostró dos prototipos con este combustible para demostrar que el lanzamiento del Mirai, el primer turismo de pila de hidrógeno hace cuatro años no era una operación aislada.
La embarcación emplea varios tipos de energías renovables. Tira del viento, el sol, el agua… La electricidad se genera por medio de una célula de combustible alimentada con hidrógeno extraído del agua de mar. Un desalinizador de ósmosis inversa de agua de mar está situado en uno de los flotadores del barco. Un electrolizador descompone H20 en oxígeno (O2) e hidrógeno (H2). El hidrógeno se comprime y se almacena en depósitos para suministrar 22 kW a una pila de combustible. La electricidad que se genera proviene de dos motores que también funcionan como hidrogeneradores, movidos por las olas del mar.
El Energy Observer tiene también 130 m2 de paneles fotovoltaicos y dos turbinas eólicas. Los primeros generan energía de hasta 21 kW y las segundas 2 kW. Las fuentes de energía se completan con un ala de tracción que obtendrá energía del viento a 100 metros de altura. Todo para conseguir una velocidad de entre 8 y 10 nudos.
Sus tripulantes la definen algo así como un laboratorio flotante, puesto el objetivo es probar esta tecnología en situaciones extremas. Hasta el momento se han invertido 15 millones de euros en este proyecto y están presupuestados otros 15 para los próximos años.
El Energy Observer tiene 30 metros de eslora y pesa unas 20 toneladas. A bordo están cuatro marineros profesionales, un ingeniero y un cámara. Según Toyota, el peso del navío puede reducirse considerablemente (el 50% del desplazamiento) en comparación con la alternativa de almacenar toda la energía en baterías. El hidrógeno permite un repostaje rápido y autonomías amplias: el Mirai tiene una autonomía de 550 kilómetros y su depósito puede recargarse en sólo tres minutos.
Tras navegar por Francia en 2017, ahora por el Mediterráneo y, luego, el norte de Europa en 2018, el Energy Observer espera llegar a Tokio para los Juegos Olímpicos de 2020. Durante su expedición, como embajador de Francia para los 17 objetivos de desarrollo sostenible de la ONU, el equipo de Energy Observer grabará un documental que se emitirá en la televisión francesa el próximo otoño.