Aún son una parte poco significativa del parque, pero los vehículos a gas, en especial los de GLP, avanzan en las matriculaciones, al tiempo que aumenta la adaptación de coches convencionales H Ahorro en combustible y bajas emisiones, sus mejores bazas
La otra alternativa de movilidad con gas es la del gas natural vehicular (comprimido —GNC— o licuado —GNL—). El 2017 acabó con un parque de 8.471 vehículos circulando en España con este tipo de combustible, que «contribuye a mejorar la calidad del aire en las ciudades reduciendo hasta casi cero las emisiones contaminantes que afectan a la salud: reduce las de óxidos de nitrógeno en un 85%, así como un 96% las emisiones de partículas sólidas PM», resalta Eugenia Sillero, secretaria general de la Asociación Ibérica del Gas Natural para la Movilidad (Gasnam).
Más allá de estas ventajas medioambientales, «es un combustible muy competitivo en términos económicos. Permite un ahorro del 30% con respecto al diésel y del 50% con respecto a la gasolina. Un ejemplo: con 20 euros un vehículo ligero puede recorrer 275 kilómetros con gasolina, 375 con gasóleo y 555 kilómetros con gas natural», agrega. Su autonomía (solo con gas) llega a los 500 kilómetros.
Más de la mitad del parque que utiliza este carburante la constituyen, actualmente, camiones o autobuses. No obstante, resalta Sillero, «el gas natural es una tecnología madura y viable para todo tipo de vehículos, desde el ligero, pasando por las furgonetas, hasta los vehículos pesados». Los fabricantes, esgrime, «están apostando fuerte por los turismos con este combustible alternativo», de forma que actualmente en España «hay numerosos modelos con GNC de marcas como Seat, Skoda, Fiat, Volkswagen o Audi. «La tasa de matriculaciones de vehículos ligeros de gas natural aumentó un 159% en 2017», remacha.
Uno de los inconvenientes a los que debe hacer frente el gas natural es el todavía reducido número de puntos de repostaje que existen. En Extremadura son dos a día de hoy, más otros tantos en proyecto, todos en Mérida. «Sin duda es imprescindible potenciar la construcción de infraestructura para que el uso de vehículos de gas natural esté generalizado», reconoce la secretaria general de Gasnam.
En cualquier caso, apostilla, la directiva Europea sobre el despliegue de la infraestructura de combustibles alternativos solicita a los estados miembros «que en 2020 haya estaciones de GNC en los núcleos urbanos de más de 100.000 habitantes y que, en las rutas principales, haya estaciones de GNC cada 150 kilómetros y de GNL cada 400 Esto supone un impulso en la construcción de infraestructura gasista que tendrá un impacto importante de aquí a 2020».
A su juicio, «es importante entender» que este gas puede ser renovable. «Se trata del biogás, un combustible generado a través de los procesos de degradación de materia orgánica (residuos animales, vegetales y aguas residuales) que, una vez limpio, se transforma en biometano, un combustible que se considera neutro en emisiones de CO2», arguye. H.
Fuente: El Periódico Extremadura