La navegación dirige su futuro hacia soluciones menos contaminantes
Cada domingo, casi desde el día en que empezó a navegar, el Symphony of The Seas, también conocido como el barco de pasajeros más grande del mundo, pasa por Barcelona. Aquí realiza una escala de 13 horas para finalizar e iniciar viajes de una semana. A bordo viajan siempre 2.200 tripulantes, que están a cargo de unos 5.518 pasajeros (o 6.680 si el barco va a máxima ocupación). Entre los empleados del buque hay un grupo dedicado íntegramente a tareas medioambientales e incluso existe un oficial especifico encargado de la sostenibilidad a bordo, pues un barco así es, literalmente, una pequeña ciudad que flota y sin una clara conciencia de conservación del medio un buque de dimensiones y capacidades nunca vistas no sería viable con criterios antiguos.
“El sector de los cruceros será sostenible o no será” comenta lisa y llanamente a La Vanguardia Nicholas Rose, director de programas medioambientales de Royal Caribbean Cruises, compañía propietaria de un barco de ultima generación tanto en lo visible como en lo invisible: centros de reciclaje, tratamiento de aguas, gran reducción de emisiones, de consumos en general y progresiva desaparición del plástico. Por ahí va el futuro de las compañías de pasaje, que están haciendo sus deberes medioambientales. La viabilidad les va en ello.
El aumento de tamaño de los buques reduce el coste por unidad transportada y los hace más eficientes
Mucho más al norte de Barcelona y aunque era julio, el ambiente fresco era el propio del verano finlandés. Absorto durante unos segundos de todo lo que le rodeaba, Neil Palomba observaba con atención como una enorme pieza metálica colgada de una grúa era depositada suavemente en la parte mas baja del dique seco del astillero Meyer Turku. La pieza quedó perfectamente alineada con otras que, ensambladas, navegarán dentro de unos meses en forma de barco de pasaje de 180.000 toneladas brutas y el nombre de Costa Smeralda para la histórica naviera Costa Cruceros, una de las marcas más conocidas del holding Carnival Corporation.
“Este no va a ser un barco más. Este es, de verdad, una nueva generación de buques” reconoció allí mismo Palomba a La Vanguardia. Con 37 años, preside la naviera desde el 2015 y tiene una larga experiencia navegando como oficial, curiosamente con MSC cruceros, una de sus actuales competidoras. “El Smeralda va a ser el primero que lleve como combustible Gas Natural Licuado (GNL) y hacia ahí vamos a llevar progresivamente la motorización de todos los barcos”, indicó.
El GNL es una de las grandes apuestas del sector marítimo por la sostenibilidad, pues es el combustible fósil más limpio: evita casi en su totalidad las emisiones de partículas y óxidos de azufre y reduce también de manera significativa la emisión de óxidos de nitrógeno y CO2en comparación al fuel. “Los barcos equipados con motores de gas se estrenarán en nuestros puertos de referencia, como Barcelona, que es uno de los que más ha apostado por este tipo de combustible” reconoció tras haber coprotagonizado la ceremonia de la moneda, una antigua tradición para desear buenas navegaciones a los buques en construcción.
Fuente: lavanguardia.com